El futuro de los pueblos camina por la senda de la igualdad y de la libertad mientras que el individuo camina por la senda que garantice su supervivencia amasando y poseyendo todo lo que puede siempre que otros individuos se lo permitan. Encontrar el equilibrio entre el tener y el compartir es una función u obligación política que debe encontrar sus bases en la educación y en el conocimiento de cómo funcionan los instintos de la especie humana. Estamos diseñados para vivir en sociedad, pues individualmente no seríamos capaces de sobrevivir. Si hemos de vivir juntos, vivamos en paz, es simple, pero hay muchos políticos que no entienden que los pueblos, la sociedad, no admite la desigualdad ni la esclavitud, que su flujo es hacía la igualdad y hacia la libertad y que cuando los políticos confunden su ansia individual de tener y poseer a la hora de dirigir los pueblos el futuro derivará irremediablemente en la confrontación individual y colectiva.
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 1 de abril de 2013
RECINTOS SAGRADOS

Estos días de Semana Santa son muy dados a visitar templos, ermitas, parroquias, capillas y museos relacionados con las manifestaciones religiosas y por lo que a mí me toca, la religión cristiana. Tanto creyentes practicantes, como no practicantes, como no creyentes experimentan las sensaciones que nos producen estas manifestaciones religiosas tan variadas que se representan a lo largo y ancho de nuestra geografía. Hoy, veintinueve de Marzo de dos mil trece, Jueves Santo, a las diez de la mañana, me encontraba yo en un funeral, oyendo y no escuchando al cura párroco encargado de impartir los oficios religiosos del evento cuando involuntariamente me he visto invadido por las imágenes engalanadas que se encontraban a mí alrededor esperando ser paseadas por la calle de mi localidad natal. Repetía el oficiante las mismas frases y conceptos que hemos oído miles de veces a lo largo de nuestra vida y yo distraído y aburrido me esforzaba por escucharlo, luchando con mi imaginación para que no fuese caprichosa en ese momento del responso, pues misa no podía ser al haber muerto Jesucristo, vencedor de la muerte, para la redención de los pecados de los hombres; en un pequeño semitrance se fue mi imaginación al mundo mágico de los hombres primitivos donde chamanes, brujos, druidas y demás depositarios de las grandes verdades negadas a la mayoría de los mortales, pero que a ellos les ha sido rebelada por no sé que ciencia infusa que sin duda está basada en un gran conocimiento por parte de dichos privilegiados de las miserias, temores y debilidades que todos los hombres albergamos en nuestros corazones, en nuestro yo escondido en nosotros mismos, en nuestras conciencias, en esas luchas infinitas en las que el hombre se debate y bate a lo largo de su vida para lograr sobrevivir en medio de la envidia, el egoísmo, la caridad, la solidaridad, el poder, la enfermedad, la vanidad, el amor, el odio..... y me dije para mí mismo este sacerdote realmente es mágico, tiene poder espiritual, o esto no es así, o realmente el sacerdote no es mágico, quizás sea el lugar que es mágico, pero por qué va a ser mágico este lugar, si estamos en una iglesia normal y corriente, si existen cientos de iglesias en nuestro territorio que son normales y corrientes, no, no puede ser mágico este lugar. Estas imágenes están hechas por los hombres, no estamos en ninguna gruta, es una gruta artificial, es una gruta hecha por el hombre, piedra sobre piedra dispuestas con un orden premeditado por el hombre para conseguir un espacio cerrado donde albergar el Cuerpo de Cristo, "Corpus Cristi", donde albergar a los Santos, las Vírgenes, donde guardar todas las virtudes de la especie humana, el amor, la caridad, la solidaridad, el perdón... sí, es un lugar mágico, es un lugar sagrado, es una montaña, la montaña más alta donde se va a derramar la sangre de un animal, de un cordero o, incluso, de un hombre, para que fluya ladera abajo y los dioses permitan vivir al resto de la comunidad en abundancia, que les proteja del pedrisco, de las plagas, de las enfermedades, de la muerte y por fin, para que por tan pequeño tributo se les permita mucho más que todo eso, vivir una vida eterna, sin penurias, sin trabajar, sin padecer, sin que nos rodee la muerte y la desesperación por todas partes.
Todo esto es
tan bonito, todos lo queremos, todos los presentes en el funeral estamos de
acuerdo con estos conceptos, con esos deseos, con ese ideal que se nos predica
o se nos vende, o como lo queramos llamar, y en ese momento, se produce el
milagro, en ese momento ese recinto, ese lugar es "Sagrado",
simplemente porque todos los reunidos estamos de acuerdo con ello, no trabajo,
no sufrimiento, no envidia, no egoísmo, caridad, amor, paz..... todos de
acuerdo, por un instante ya no hay enemigos, no hay rencillas, nadie grita,
todos escuchan, nadie se pega, se abandonan los enemigos a muerte en una paz
espiritual transitoria y sólo el oficiante, hablando cosas que no escuchamos,
entramos en un trance de paz, de soledad, de recogimiento, de amor, este
recinto sí es sagrado, todos los asistentes me han concedido que por un
momento este recinto sea sagrado, mágico. Es una necesidad para la especie
humana que exista algún lugar donde sólo sientas paz y seguridad, donde tus
sentidos no tengan que estar alerta de los peligros que te acechan, "Podéis
ir en paz" dice el oficiante y de repente despierto de mi trance y salgo
de ese recinto sagrado, se ha perdido la magia del lugar, todos salimos a la
calle, no nos encontraremos mamut, ni tigres ni leones, ni llenas ni dragones,
esos peligros ya no existen, solo vemos a nuestros semejantes, que salidos de
ese recinto sagrado son potenciales generadores de peligro, posibles invasores
de nuestras posesiones, quebrantadores de nuestros derechos, nos hemos quedado
sin enemigos naturales, los únicos posibles enemigos que tenemos son los otros
miembros de nuestra misma especie, debemos encender nuestras alertas para
sobrevivir, para defendernos de nuestros semejantes, no tenemos enemigos
comunes en la naturaleza que nos obliguen a unir esfuerzos para vencerlos, solo
nos asustan nuestros semejantes.
Yo, fuera
del templo, fuera del recinto mágico, rodeado de personas pero hundido en la
más triste soledad, me pregunto... ¿algún
día, ese recinto mágico, ese lugar sagrado, será la Tierra? ¿Llegará algún
día la Tierra a ser ese lugar donde no exista ninguna clase de peligro para la
especie humana? ¿Llegará a ser el paraíso?
Solamente se
me ocurre una forma de que esto ocurra y es que cambie nuestro ADN y que en
nuestros cromosomas llevemos grabado que no se puede matar a nuestros
semejantes, que no se les puede privar de la libertad, que no se les puede
causar lesión alguna, que no se les puede causar daño a sus bienes, que debe
haber un reparto justo de la riqueza.....
mientras tanto seguiremos educando a los niños para que cuando crezcan
consigan conocer y dominar sus instintos y se minimicen lo que los técnicos de
la guerra llaman "daños colaterales”.
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